Intento abrir los ojos, no puedo, me pesan los párpados. Lo intento de nuevo, parece que lo estoy logrando, sin embargo no consigo ver nada, tan solo oscuridad. Me pongo a pensar, ¿cómo he llegado aquí? Trato de reordenar mis pensamientos, ¿qué he hecho durante las últimas horas? ¿Por qué me encuentro tumbado en el suelo?
Sin embargo todos estos intentos son en vano, no recuerdo nada, solo oscuridad. Una ligera jaqueca está empezando, demasiado esfuerzo. Decido darme unos minutos de tranquilidad.
Trato de nuevo de abrir los ojos, parece que esta vez sí que lo he logrado. Un callejón pequeño y oscuro, ¿qué demonios haré yo allí tumbado en el suelo? El miedo comienza a atenazarme. ¿Cómo he llegado hasta ese lugar? ¿Me han hecho algo? Son preguntas a las que no puedo encontrar respuesta por mucho que lo intento.
Ha llegado la hora de levantarse, o por lo menos de intentarlo. Muevo un poco las piernas, las tengo agarrotadas pero parece que reaccionan. Me empiezo a incorporar y entonces, de repente, empiezo a sentir una quemazón que se extiende por todo mi cuerpo durante una fracción de segundo. Eso me atemoriza aun más, ¿qué me ha sucedido? Es como si esa horrible quemazón la hubiese vivido en algún otro momento.
Me incorporo con lentitud. Miro entre los bolsillos de mis pantalones en busca de algo que me haga recordar, pero no encuentro nada, están vacíos. Poco a poco una rabia intensa comienza a inundarme, no puedo contenerme y suelto un puñetazo a la pared.
Me miro la mano con extrañeza, ese golpe debería haberme dolido, en vez de eso, no solo no me ha dolido sino que ha dejado un hueco enorme en la pared. ¿Cómo he podido hacer eso con un simple golpe? No tiene una explicación lógica. Empiezo a alejarme con brusquedad de la pared, casi corriendo. Eso despejará mi cabeza.
Poco a poco comienzo a correr hacia la salida del callejón. No sé cómo pero al poco de empezar a correr cojo más y más velocidad, superando a los coches y a las personas sin esfuerzo alguno. Sigo corriendo hasta que veo un lugar tranquilo y apartado donde reflexionar sobre lo que me está sucediendo. Es un parque.
Qué me estaba sucediendo y por qué a mí eran algunas de las cientos de preguntas sin respuesta, que me pasan por la cabeza en estos momentos. Estoy confuso, sin saber qué hacer ni a dónde dirigirme.
Entonces algo llama mi atención, es un hombre de mediana edad que está haciendo footing distraídamente mientras escucha música en su MP3. Algo se está desatando en mi interior, algo que no puedo comprender ni aplacar. Intento inútilmente resistirme pero algo en mi interior me dice que no puedo, que todo esfuerzo es inútil. La bestia se ha desatado en mí.
Comienzo a correr en dirección al hombre. Cuando me encuentro a unos metros de él, se gira y me mira con una expresión de puro horror ante lo que está a punto de suceder. Adoro esa expresión…